martes, 15 de enero de 2013

La dignidad humana, de rebajas

Para la gran mayoría de instituciones, públicas o privadas, no somos personas, ni siquiera ciudadanos, sino consumidores. Es decir: seres que trabajan, comen, compran y duermen, todo ello de forma automática. Incluso los gobiernos, cuando explican sus recetas para mejorar la economía, cacarean una y otra vez que hay que "reforzar la confianza de los consumidores", que hay que "fomentar el consumo". Así de simple y así de claro.

Consumir y obedecer; permanecer siempre siguiendo los patrones y guiones preestablecidos. Esa es nuestra única función y nuestro único valor para los titiriteros que tenemos por encima de nuestras cabezas. Y nosotros mismos aceptamos, "consumo-gusto", esa programación que insertan en nuestros cerebros.

El otro día, mientras transitaba -por razones de estricta necesidad- por uno de esos templos del capitalismo que son los centros comerciales, me topé con un escaparate que pareciera haber sido diseñado personalmente por una de esas "criaturitas desalmadas" que nos programan y gobiernan. No pude por menos que tomarle una foto y compartirla con ustedes. Les sugiero que la amplien (clickeando sobre ella) para apreciarla en toda su magnitud:


Una sucesión de brazos inertes, todos iguales y deshumanizados, sosteniendo bolsas de la compra, llenas de productos en rebajas. Fíjense en el dantesco detalle de que los brazos ni siquiera son humanos, sino que literalmente son brazos de marionetas de madera a tamaño natural.

Escalofriante.

2 comentarios:

Ester L. dijo...

Increíble...mente triste.

Anónimo dijo...

mmm...creo que voy a vomitar!!